- Oh mi Cristo,
- el ignominioso no se puede deshacer de su farisaica apariencia.
- Oh Santo Espíritu,
- con celo te adoraré, elevando al trono de la gracia mis oraciones incensadas de clemencia.
- Oh Cordero inmolado,
- ofrendaste la mayor honra para la humanidad, con tu preciosa sangre derramada en la cruz del Calvario.
- Y no habrá siervo bienaventurado,
- si no creyere en tu eterno santuario.
- Oh Alto y Sublime,
- las huellas de tus pisadas son la indeleble gloria.
- Y mire que no desfallezca el que este firme,
- porque caerá en la letal deshonra.
- Oh Santo de Israel,
- tu honra desbordó el universo.
- Y es que, por ser Tú el autor y consumador de la fe,
- ninguna barrera fue para tu excelsa diestra impedimento.
- Oh Sumo Alfarero,
- los perfectos vasos de tu rueda, se impregnaron de deshonra.
- Pero, oh Señor, los puedes hacer de nuevo,
- para dar, sin fingimiento, a tu santo nombre toda la gloria.
- Paz de Cristo
sábado, 15 de octubre de 2022
LA HONRA NO FINGIDA ME MANTENDRÁ SIEMPRE A TU LADO, OH CRISTO
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