- Oh mi Cristo,
- pruébame como al oro, para ser limpio de todas las obscenidades inmundas.
- Y a toda verdad me llevará el Santo Espíritu,
- dándome la sabiduría de lo alto, que disipará todas mis infructuosas dudas.
- Oh Alto y Sublime,
- tu pensamiento de eternidad, no tiene cabida en nuestra mente precaria.
- Oh Eterno, del alma que creyó en tu santo nombre has de apiadarte,
- para que de tu sobrenatural galardón sea beneficiaria.
- Oh Cristo Redentor,
- no ha habido más horrendo sacrificio, que el que Tú padeciste en la cruz del Calvario.
- Y fue tu excelso amor,
- el que nos dio redención desde el glorioso santuario.
- Oh Cristo Jesús,
- todo lo idealizado en el mundo falsario, ahora se ha tornado en la más pútrida obscenidad.
- Y en la observancia del fulgor de tu majestuosa luz,
- he podido ver la perfecta y única verdad.
- Oh gran Yo Soy,
- tu excelsa diestra nos preservará de la apostasía indolente.
- Y darás a conocer un día como hoy,
- al que por acción o por omisión cayó en la perversión más irreverente.
- Paz de Cristo
lunes, 31 de octubre de 2022
LA APOSTASÍA SE CURA EN CRISTO
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