SOLAMENTE TÚ HABITAS LA ETERNIDAD, OH CRISTO

• Jesús, dijo: Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos.
• Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. 
• Oh Eterno, Tú escogiste desde antes de la fundación del mundo a tus auténticos siervos;
• porque por la Sagrada Palabra nos son revelados tus sobrenaturales misterios.
• 
  
• La Biblia enseña: Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos.
• Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas; y tocando con él sobre mí boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado. 
• Después oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quien ira por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí. 
• Oh Santo de Israel, singulares en su cumplimiento son tus preceptos bíblicos;
• y porque para su obediencia es necesario el poder del Santo Espíritu que se derramó en el aposento alto, para el que Dios en su designio hizo bienaventurado.
• Y la condición insoslayable es que ha de ponerla por obra el que persevere hasta el fin.
• 
  
• Oh Sumo Hacedor, 
• al ser humano le es del todo inescrutable tu pensamiento de eternidad. 
• Pero no otro, sino el vínculo perfecto del amor,
• será la encriptada pero radiante luz, por la que el Santo Espíritu te revelará la única y santísima verdad.
• 
  
• Oh Sumo Alfarero, 
• no existen vasos rotos,
• que en tu excelsa rueda no puedas hacer de nuevo.
• Porque de tus perfectas semillas emananarán los fragantes aromas eternos.
• 
  
• En el último y gran día  de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la voz diciendo: Si alguno tiene sed venga a mí y beba.
• El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.
• Oh Todopoderoso Señor y Salvador Jesucristo, te damos gloria cuando nuestro espíritu quebrantado se postra a tus pies para superar la más tenebrosa prueba;
• porque únicamente morará en el paraíso de gloria, oh Rey de reyes, el que en tu majestuoso nombre se gloría. 
•               Paz de Cristo