- Oh mi Cristo,
- el impío en su ambiguo pensamiento no ve diferencias entre la bondad y la maldad.
- Y es que, el ineludible sometimiento al Santo Espíritu,
- nos permitirá ser libres en el conocimiento de la verdad.
- Oh Soberano Redentor,
- Tú nos mostraste la perfecta luz del camino angosto, ante el escarnio y el vituperio de las hordas abyectas.
- Oh Rey de la gloria, nadie ha dado nunca tal inmensidad de amor,
- a almas tan ignominiosamente sépticas.
- Oh Sumo Hacedor,
- tu manifestación en carne, consumó la obra de redención perfecta.
- Y fue tan grandioso el universal resplandor,
- que las almas inmundas se vistieron de pureza.
- Oh Santo de Israel,
- tus señales y milagros dejaron la autenticidad del sello sagrado.
- Y es que, el que en tu majestuoso nombre tuvo fe,
- traspasó el umbral del bienaventurado.
- Oh Cristo Jesús,
- tu templo de gloria se hizo visible en el firmamento.
- E inmarcesible, oh gran Yo Soy, se hizo la luz,
- porque Tú eres el único Fundamento.
- Paz de Cristo
sábado, 21 de mayo de 2022
EL IMPÍO EN SU PENSAMIENTO ABOMINABLE NUNCA ENCONTRARÁ TU SUBLIME PUNTO DE SAZÓN, OH CRISTO
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