- Oh mi Cristo,
- Tú nos reconciliaste con el Padre, humillándote hasta la muerte y muerte de cruz.
- Y es ínfimo el margen que poseemos para para perseverar en el fruto del Espíritu;
- obrando hasta el fin en su irreprensible plenitud.
- Oh Santo de Israel, por tu preciosa sangre derramada en la cruz del Calvario,
- fuimos llenos de la sagrada gracia.
- Y este es el legado del eterno santuario,
- para ser dignos de la gloria santa.
- Oh Cristo Altísimo,
- en tu ministerio público, todo lo hiciste para el total cumplimiento de las Sagradas Escrituras.
- Y cuando verbalizaste en tu crucifixión: Consumado es; se rasgó el velo del templo, que nos permitió entrar en el Lugar Santísimo;
- para libertar con el quebrantamiento de espíritu, a las que en Cristo son nuevas criaturas.
- Oh Hijo del Hombre,
- Tú lo dijiste con gloriosa concisión: Sed santos, porque yo soy santo.
- Y es que, únicamente en la persistente adoracion de tu majestuoso nombre,
- podrá concebir el hombre ser salvo.
- Oh Fiel y Verdadero,
- Tú solo nos diste ejemplo de la sobrenatural verdad.
- Y será en el día postrero,
- cuando pesará tu infalible balanza, del humano corazón su santidad.
- Paz de Cristo
martes, 31 de mayo de 2022
SED SIERVOS APROBADOS EN CRISTO
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario