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miércoles, 11 de mayo de 2022

SANTIAGO 3:6-8 EN CRISTO

  • Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno.
  • Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrendado, llena de veneno mortal.
  • Oh mi Cristo, 
  • guarda a tus siervos de la dialéctica perversión letal. 

  • La Biblia dice: Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios.
  • De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así.
  • ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga?
  • Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así tampoco ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.
  • Oh Alto y Sublime, a tus heraldos escogidos, 
  • les has encomendado la predicación del Evangelio como primordial fin.
  • Y no serán otros, sino tus probos hijos, los que anuncien las buenas nuevas de salvación eterna,
  • al que en la impiedad permanece.

  • La Biblia enseña: ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. 
  • Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica. 
  • Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa.
  • Oh Hijo del Hombre, 
  • Tú nos has revelado el eterno pensamiento bíblico, que es diametralmente opuesto a la actitud séptica,
  • de la humanidad inicua e inconversa.

  • La Biblia enfatiza: Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. 
  • Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
  • Oh Soberano Redentor, en tu inmolación del Calvario, te humillaste hasta la muerte, y muerte de cruz; dándonos  ejemplo para que nos retractáramos de nuestra vil osadía,
  • y la tornáramos en irreprensible piedad. 

  • La Biblia constata: Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez.
  • Uno solo es el dador de la ley, que puede salvar o perder; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro?
  • Oh Santo de Israel, 
  • Tú eres el único Señor y Salvador Todopoderoso. 
  •                Paz de Cristo 

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