- Haz bien a tu siervo; que viva, y guarde tu palabra.
- Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.
- Oh mi Cristo, siembra la semilla eterna en nuestra alma,
- para que el gozo se desborde en nuestro ser hoy.
- La Biblia dice: Forastero soy yo en la tierra; no encubras de mi tus mandamientos.
- Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo.
- Oh Rey de reyes, que tu presencia nos conforte en los infundados desalientos;
- porque los límites de nuestra habitación, oh Señor, están en tu paraíso eterno.
- La Biblia incide: Reprendiste a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos.
- Aparta de mí el oprobio y el menosprecio, porque tus testimonios he guardado.
- Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; mas tu siervo meditaba en tus estatutos, pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros.
- Oh Santo de Israel, en el Lugar Santísimo han sido explícitos nuestros arrepentimos;
- y nuestra alama hemos desnudado,
- para ser tus hijos verdaderos.
- Oh Soberano Redentor,
- hemos hecho una introspección en tu muerte, y muerte de cruz.
- Y es imposible entender tanto amor;
- sin el conocimiento, oh Cordero inmolado, de tu gloriosa plenitud.
- Oh Soberano Salvador,
- creer en tu majestuoso nombre, es vivir en la inaccesible luz.
- Y es que, no ha habido otro Sumo Redentor,
- sino Tú, oh Cristo Jesús.
- Paz de Cristo
miércoles, 25 de mayo de 2022
SALMO 119:17,18 EN CRISTO
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