- Oh mi Cristo,
- raíste toda vanidad de tu genuino discípulo, cuando circuncidaste el prepucio de su contrito y humillado corazón.
- Y es que, la gracia recibida del Sagrado Escrito,
- transformó su maldición en bendición.
- Oh Cristo Jesús,
- el obscurantismo antediluviano, ha hecho del hombre una obsolescencia del diablo.
- Y porque, oh Todopoderoso Señor, nos llevaste de las tinieblas a tu admirable luz;
- los siervos que verdaderamente creemos en tu santo nombre, por el fruto del Espíritu hemos sido limpios del horrendo pecado.
- Oh Sumo Hacedor,
- nuestra mundana aberración es diametralmente opuesta a tu gloriosa semejanza.
- Y no es otra circunstancia, sino nuestro tiempo efímero el que obra desestimando la grandiosidad del amor,
- al optar por la letal perversión de demoniaca asechanza.
- Oh Santo de Israel,
- Tú viniste a deshacer las obras del diablo.
- Y a tus siervos nos has dado el don de la fe,
- para librarnos del entenebrecido abismo. Y al fin ser como Jesús dijo: Sed santos, porque yo soy santo.
- Oh Cordero inmolado,
- la luz de gloria fue manifiesta en tu crucifixión del Calvario.
- Y ningún impedimento habrá para ser bienaventurado;
- si te guardares de toda vanidad, en su sobrenatural santuario.
- Paz de Cristo
martes, 17 de mayo de 2022
LA VANIDAD HACE VIL AL CORAZÓN HUMANO, OH CRISTO
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