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martes, 17 de mayo de 2022

LA VANIDAD HACE VIL AL CORAZÓN HUMANO, OH CRISTO

  • Oh mi Cristo, 
  • raíste toda vanidad de tu genuino discípulo, cuando circuncidaste el prepucio de su contrito y humillado corazón.
  • Y es que, la gracia recibida del Sagrado Escrito, 
  • transformó su maldición en bendición.

  • Oh Cristo Jesús, 
  • el obscurantismo antediluviano, ha hecho del hombre una obsolescencia del diablo.
  • Y porque, oh Todopoderoso Señor, nos llevaste de las tinieblas a tu admirable luz;
  • los siervos que verdaderamente creemos en tu santo nombre, por el fruto del Espíritu hemos sido limpios del horrendo pecado.

  • Oh Sumo Hacedor, 
  • nuestra mundana aberración es diametralmente opuesta a tu gloriosa semejanza. 
  • Y no es otra circunstancia, sino nuestro tiempo efímero el que obra desestimando la grandiosidad del amor,
  • al optar por la letal perversión de demoniaca asechanza.

  • Oh Santo de Israel, 
  • Tú viniste a deshacer las obras del diablo.
  • Y a tus siervos nos has dado el don de la fe,
  • para librarnos del entenebrecido abismo. Y al fin ser como Jesús dijo: Sed santos, porque yo soy santo.

  • Oh Cordero inmolado, 
  • la luz de gloria fue manifiesta en tu crucifixión del Calvario.
  • Y ningún impedimento habrá para ser bienaventurado;
  • si te guardares de toda vanidad, en su sobrenatural santuario. 
  •                  Paz de Cristo 

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