En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
Reprended al espíritu de temor en el nombre de Jesús.
Tu gozo, oh Señor Omnipotente, nos hace invulnerables al temor;
por ser de tu linaje, consagrados hijos de luz.
Dios es amor.
Y al ser siervos del Todopoderoso,
hemos proscrito el temor;
porque el espíritu de cobardía, no morará en el templo eterno.
El temor, oh Señor Jesucristo,
nos somete a la inmunda tibieza.
Y se vilipendia el perdón, al que sólo se accede a través de la gracia del Santo Espíritu.
Porque el mundo no reconoce la verdadera libertad del que perdona, como única salvación del que ama con el alma, oh Señor, rindiéndote solemne obediencia.
Oh Cordero inmolado,
en la cruz del Calvario, concediste tu perdón universal.
Es inmerecido por incomprensible, oh Cristo Jesús, que para redimir a la humanidad, tuvieras que ser crucificado.
Y aún resucitado, la impiedad del mundo hace desdén de tu majestuoso poder celestial.
Oh Rey de la gloria, cuando vengas en tu reino;
recuerda, que por los siglos anhelo estar contigo en el paraíso.
Y que tu adoración es mi único desvelo,
oh mi Cristo.
Paz de Cristo
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