Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
Has de saber, que la mayor provision te la da Cristo.
¿Quién sobre ti derramará,
sino Él, el Santo Espíritu?
Las erráticas provisiones de nuestros juicios,
nos encaminaron al sublime encuentro con el Rey de la gloria.
Y nuestros más preclaros cálculos,
fueron convertidos por el Señor de señores, en una divagación irrisoria.
Desde el indubitable conocimiento biblico,
se nos avisa de tu pronta venida, oh Cristo Jesús.
Y aun de su eterna transcendencia, hacemos caso omiso.
¿Será que del grandioso resplandor de su magnificente luz,
se siente en su aceptación, nuestro espíritu remiso?
La preocupación primordial del ser humano,
es seguir acumulando tesoros en la tierra.
Y al estar sometido al altar de lo profano,
Oh Señor Jesucristo, el sagrado tesoro del corazón en el cielo, no lo estima como promesa.
Hazte eco del impacto de la Palabra,
para buscar el rostro del Altísimo.
Y habréis de estar a su pies postrados en adoración, ante su inminente venida,
regocijados en la eterna paz del lugar santísimo.
Paz de Cristo
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