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martes, 4 de junio de 2019

FILIPENSES 3:7 EN CRISTO

Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo.
Nada me hace más libre, oh Señor, que estar indisolublemente unido a tu presencia.
Porque en la verdad de tu Santo Espíritu,
oh Rey de reyes, resplandece la sagrada excelencia.

Al querer desandar el errático camino,
se manifiestan los recuerdos de una entenebrecida andadura.
Borrar quisiera estas heridas de mi sino;
sin embargo, ya tan solo son cicatrices curadas con tu óleo santo, oh Señor de Señores; y por tu grandiosa piedad, ahora soy una nueva criatura.

Mi arado, oh Rey de la gloria,
lo dirige la piedad de tu mirada.
Y mis surcos tiene la rectitud de la victoria, 
porque has transformado mi alma en bienaventurada.

Gracias, Omnipotente Redentor, 
por tus favores y misericordias. 
Los latidos de mi corazón solo hablan de tu excelso amor;
y anhelan tu arrebatamiento, contando los años por sucintos días.

Oh Fiel y Verdadero, la perfección del paraíso, 
es visible para mi alma.
¡Ven pronto, oh Señor glorioso! 
Y seré salvo en tu eterna morada.
                               Paz de Cristo 



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