EL INTENSO DOLOR DE LA PRUEBA EN CRISTO

La queja ofende a Dios. 
Por lo que has de diseccionar el dolor de la prueba en Cristo, 
y dividirlo en ínfimos y abnegados padecimientos; 
porque en la cruz del Calvario, oh Cordero inmolado, tocaste fondo en tu abominable sufrimiento.

Tu angustia insufrible en Getsemaní, oh Cristo Jesús, 
tornó tu sudor en gotas de sangre bendita. 
Y ante esta pavorosa situación de acritud;
hablaste al Padre, diciendo: Si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya. 

Dios es justo. 
A su control sobrenatural, es ajena tu rudimentaria mente.
Porque nuestro tiempo efímero,  
no puede concebir, oh Señor, tu eterno presente. 

El mundo, oh Señor Jesucristo, 
está sumido en la carne, 
que es la antítesis del Espíritu. 
Y el ser humano en su espesa tiniebla, llega a la conclusión arbitraria de que la sublime prueba de gloria es infame.

Jesús, dijo: Sed santos, porque yo soy santo.
Esta frase sagrada, 
suple en nosotros el intenso dolor de la prueba, por el gozo espiritual en Cristo.
Y en este santísimo paso, oh Rey de la gloria, reconoces la gracia del alma bienaventurada. 
                              Paz de Cristo