Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.
Oh Cristo, a los que te aman, todas las cosas les ayudan a bien.
Sabemos que pagaste a precio de sangre nuestra redención,
siendo la mayor gloria a la sazón, oh Señor de señores, para los que en ti creen.
Dar a conocer el Evangelio,
es la misión, oh Cristo Jesús,
que revitaliza al entenebrecido espíritu;
y hace manifiesta su conversión en hijos de luz.
A toda semilla sembrada en tierra frondosa,
oh Señor Jesucristo, darás un perfecto crecimiento.
Esta es la más ardua prueba,
en la que no harás acepción de ningún ser humano, con el que te hizo coincidir el Fundamento.
Las circunstancias que pasaron inadvertidas en nuestra vida,
habrían podido determinar, oh Rey de reyes,
de muchas almas la salvacion.
Si no corriges del maligno la insidia,
habrás proscrito del Todopoderoso, la misericordia del perdón.
Oh Redentor, en la absolución de los pecados,
hay un punto de inflexión.
Y es que no seran glorificados,
oh Señor, los que escondan de tu rostro, su engañoso corazón.
Paz de Cristo
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