Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.
Y desde ese instante, nada se interpuso en la pureza de su corazón.
Oh Cristo, en tu camino, verdad y vida encontró el irreprensible propósito, al recibir de gracia la eterna salvación.
De tu santuario partimos, oh Cristo Jesús.
Y en él fuimos creados a tu imagen y semejanza.
Del firmamento sagrado nos es consubstancial el inextinguible resplandor de su excelsa luz,
que es la santificación del alma.
Si puedes fijar tu mirada, por un momento,
en el Omnipotente Salvador.
Habrás comprendido por qué el tesoro encontrado en el campo es nuestro perfecto y único sustento.
Y por qué el Señor Todopoderoso, es la sobrenatural fuente que nos sacia del eterno amor.
Cometemos un gravísimo error, oh Señor Jesucristo,
al conservar la mezcolanza del fruto del grano que da vida, con la paja moribunda.
Porque a la verdad del Santo Espíritu,
solo llegaremos si purificamos espíritu, alma y cuerpo de la iniquidad inmunda.
El Señor Jesús, dijo: O estás conmigo o estás contra mí.
Oh Rey de reyes, Tú viniste a deshacer en el ser humano la ambigüedad;
porque su conducta al príncipe de este mundo era afín.
Y en tu Evangelio se hizo manifiesta, oh Santo de Israel, la sagrada verdad.
Paz de Cristo
No hay comentarios:
Publicar un comentario