Oh Cristo, del discernimiento en la lectura de tu Palabra,
percibiremos la revelación con su máxima pureza.
Ciñamos lo espiritual, a lo espiritual que anhela el alma,
y se hará propicia la genuina certeza.
Las asechanzas del maligno, oh Cristo Jesús,
nos someten a la virulenta obscuridad.
Al margen de toda circunstancia, erígete en ser el escogido hijo de la luz;
y podrás hacer de la Sagrada Escritura, tu única verdad.
Oh Señor Jesucristo, Tú, no eres hombre para que mientas, ni hijo de hombre para que te arrepientas.
Porque donde está el Espíritu del Señor hay bendición, y no se añade tristeza con ella.
Solo con la verdad del Santo Espíritu, darás celestial dirección a tus riendas,
y se hará visible su majestuosa excelencia.
La Santa Biblia, dice: Qué hasta la última tilde se cumplirá.
¿Y donde está tu objeción, para no ser desde este momento su más fiel hacedor?
Ninguna otra cosa, sino el estricto cumplimiento de la Palabra te salvará.
Se activo y ama al prójimo, predicando con el ejemplo, para hacerle saber que Dios es amor.
El Evangelio es poder de Dios para salvación,
y de la gracia del Señor Jesucristo, parte su omnisciente pensamiento.
Y para ser salvo, has de quebrantar en mil pedazos tu corazón a los pies del Cordero inmolado, con solemne humillación y arrepentimiento.
Paz de Cristo
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