Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.
El perdón ilimitado, oh Señor, en tu crucifixión, convirtió el vil odio del abyecto pecador, en majestuosa paz.
No ha habido beso de mayor traición, oh Rey de reyes.
Y con radiante fervor a tus sagrados pies, nuestro corazón humillado y contrito elevó al trono de tu gracia, las plegarias de gloria que anunciaron tu muerte, sepultura y resurrección, oh Señor, por la eternidad.
Jesús, dijo: En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.
Una densa tiniebla, pretendía interponerse en tu publico ministerio, y siempre la deshizo tu excelsa luz.
Porque Tú, oh Fiel y Verdadero, viniste a deshacer las obras del inmundo,
para ser exaltado en el universo, oh Cristo Jesús.
Eres lento para la ira, y grande en misericordia, oh Todopoderoso Salvador;
y te humanaste, no para condenación, sino para salvación.
Tu eres el Alfa y la Omega, y has dado un inmedible amor,
a todas las almas de perdición.
Y vendrás en tu reino, oh Sumo Redentor, como león,
para juzgar a los vivos y a los muertos.
Y recibirán una justa retribución;
unos irán a los infiernos por la eternidad, y otros a los eternos cielos.
Y a la final trompeta,
oh Rey de la gloria, cruzarás como un relampago desde oriente, y hasta occidente;
y todo el mundo le verá.
Y las almas clamarán a la piedad de tu sagrada puerta;
y su soberana misericordia, a los de la vereda angosta se la abrirá, y a los que optaron por la espaciosa senda se la cerrará.
Paz de Cristo
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