A las fatuas profundidades nos asimos;
desconociendo, que a una distancia no insalvable, oh Cristo, está tu admirable luz.
Es una cuestión de añadir a nuestra estatura espiritual un par de palmos,
y descubriremos la eterna plenitud.
Has de volver en sí;
y anhelar ser en Cristo nueva criatura.
Porque el que persevera hasta el fin;
ese será salvo, dice la Sagrada Escritura.
La disyuntiva de vencer al mal con el bien,
se nos presenta hasta en la enésima acción de nuestra existencia.
Y has de saber, que por la Palabra los santos se sostienen,
pudiendo sentir el gozo de la espiritual esencia.
¿Habrá alguna recompensa,
por dar notoriedad al maligno despiadado?
¿Será qué al estar el alma en la sórdida mazmorra presa, no sabe que es un sofisma de la auténtica libertad?
De Cristo Jesús, tú eres su magistral obra, su ser más amado,
y al que quiere desvelarle la única verdad.
Jehová, dijo: Por falta de conocimiento, muere mi pueblo.
¿Porque qué querréis ser castigados aún?
¿Todavía os rebelaréis?
Oh Cordero inmolado, reconciliaste al mundo con el Padre, en la cruz del Calvario.
Y con un testimonio falaz de los que vigilaban el santo sepulcro, su gloriosa resurrección obviastéis.
Paz de Cristo
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