Vivimos en un lugar exuberante,
que ha sido creado por tu providencia, oh Rey de la gloria.
Y, oh Señor Omnipotente,
en tu majestuoso nombre nos será dada la victoria.
Oh Cristo Jesús, del reino de los cielos te has despojado; y como Hijo del Hombre, hecho siervo te humanaste,
para darnos revelación de la eterna sabiduría del Evangelio.
Y con alegorías nos predicaste,
manifestándonos los misterios eternos en tu público ministerio.
Oh Señor Jesucristo, Tú eres el estruendo del viento recio,
que nos santificas con la Palabra.
Y unánimes en espíritu, fe y bautismo nos has escogido, haciendonos saber que somos tu pueblo;
porque el Dios que es uno y único, nos ama.
Oh Redentor, Tú nos has libertado de la esclavitud del pecado,
para conformar tu amada Iglesia.
Y al ser tu obra maestra, de tus manos un milagro;
la elevarás en santidad, cumpliéndose el arrebatamiento de la Palabra profética.
Jesús, dijo: Sed santos, porque yo soy santo.
Y vendrás, oh Omnipotente Salvador, con tu galardón, para coronar a las almas santas.
Por tu soberana potestad, en el libro de la vida nuestro devenir está escrito.
Y porque sabes que somos polvo;
inclina tu oído a la desmesurada plegaria de nuestro contrito y humillado corazón, oh Señor. Y con el inmenso resplandor de tu misericordia, a la Iglesia bienaventurada salvas.
Paz de Cristo
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