Hacemos memoria de lo que eramos, oh Cristo;
y gracias a la sobrenatural redención, nos libertaste de la tinieblas para morar en tu luz admirable.
Tocados fuimos por tu Espíritu.
Y nació de nuevo el alma,
a través del sagrado designio inescrutable.
Oh Cristo Jesús, proclamamos y adoramos tu santo nombre en el Cristocéntrico tabernáculo,
porque allí está tu gloriosa presencia, oh Señor Omnipotente.
Eres la Shekina que descendía del cielo,
guardándonos con el resplandor de su luz transcendente.
Oh Señor Jesucristo, tu paz sobrepasa todo entendimiento.
Y discípulos privilegiados somos, por ser concernidos en el conocimiento del Evangelio.
Y al obedecer la sabiduría de cada mandamiento,
nos ha santificado el magnificente cielo.
Oh Fiel y Verdadero, confiamos plenamente en tu piedad,
para hollar el umbral de la gloria.
Solo en tu eternidad,
oh Señor, hay preeminente victoria.
Oh Todopoderoso Redentor, en tu crucifixión,
nos diste vida, y vida en abundancia.
El derramamiento de tu majestuosa sangre, activó la santidad en nuestro corazón;
porque en ti, oh Sumo Hacedor, se resucita en el paraíso de la eterna excelencia.
Paz de Cristo
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