Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es perfecto.
La Palabra nos da la visión perfecta de nuestra vida.
Nos sacó de la absoluta obscuridad, para a través de la viscosa penumbra, revelarnos el radiante mediodía del Evangelio.
De las tinieblas, oh Cristo,
nos llevaste a tu luz admirable.
Y la excelsa verdad del Santo Espíritu,
es del eterno pensamiento la omnisciente promesa inefable.
Ante la sagaz pregunta, ¿restaurarás el reino de Israel en este tiempo? El Señor Jesucristo, respondio: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad.
De tu misión como hijo de Dios, solo a Él le corresponde decidir.
Ante cada crucial decisión, has de clamar a su soberana majestad.
Y su mensaje espiritual habrás de transcribir.
Porque para siempre es tu misericordia, oh Rey de reyes, podemos respirar.
Para que el latido de tu corazón tuviera su inicio, oh Señor, la orden vino de tu magnificente poder.
Pensad únicamente en amar,
para que la sabiduría en el corazón pueda exponencialmente crecer.
En la invocación del nombre de Jesús,
se puede resumir la diferencia con el anticristo.
Si tú eres hijo de la luz,
recibe de gracia, para dar de gracia en el Espíritu.
Paz de Cristo
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