Respondiendo el angel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios.
A tus dignos seguidores, oh Cristo,
se nos tornó la noche en mediodía.
Y de la verdad del Santo Espíritu somos heraldos,
para anunciar el sagrado reino que se nos había acercado a la ignota tierra, y en la abominable obscuridad su sobrenatural luz resplandecía.
Oh Cristo Jesús, en el misterio eterno se dio veracidad a tu manifestación en carne.
Y a lo suyo vino, y los suyos no le recibieron.
Acepto en su lugar de nacimiento, nunca fue nadie;
aunque fuera el mismísimo Rey de reyes, tocando al endurecido corazón que de ignominia lo revistieron.
La Biblia, dice: Porque un niño nos es nacido, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz.
Y las tinieblas no prevalecerán sobre Él.
Solo hay un Dios, y una eternidad;
porque su omnipotencia, omnisciencia y omnipresencia es per se.
Oh Señor Jesucristo, te doy las más fervientes gracias,
por haberme escogido como oveja de tu prado.
Tú eres mi Pastor, y tu majestuosidad soberana me ha protegido en las más sordidas encrucijadas;
por ser mi fortaleza, tu gozo bienaventurado.
Oh Fiel y Verdadero, nos embargó la fe de la salvación,
en tu agónico sacrificio en la cruz del Calvario.
Y dijiste: Consumado es.
Y expirando a la vez en suma bendición,
nos diste vida, y vida en abundancia, oh Señor, de tu eterno santuario.
Paz de Cristo
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