Por la sagrada senda del Evangelio,
es imposible caminar sin tu gracia, oh Señor Omnipotente.
Las buenas nuevas de salvación eterna, son un grandioso privilegio;
pero salvará su estricto cumplimiento, el alma que guarde sus postulados con una excelencia reverente.
El Evangelio es poder de Dios para salvación.
Sin embargo, ¿podrá nuestro corazon, perdonar hasta setenta veces siete?
Literalmente es meridiana esta instrucción;
ahora bien, dependeremos de tu gracia, oh Señor de señores, para que se cumpla fielmente.
Ser salvos en el nombre de Jesús,
es el único propósito del Evangelio.
Porque al mundo vino la luz,
para libertar a las almas de la perniciosa obscuridad del maligno.
Jesús, dijo: Venid a mí, todos los que estáis trabajados y cargados; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga, y yo os haré descansar.
En tu Evangelio, oh Rey de reyes, encontramos la auténtica paz.
Sabemos que tu gozo, oh Señor, es nuestra fortaleza para poder amar,
y ser heraldos de la verdad.
Dad toda la gloria al Señor Jesucristo, y persistid día y noche en su adoración.
Él busca adoradores, que le adoren en espíritu y en verdad.
Rendid vuestra vida al Evangelio, que conlleva el prodigioso galardón
de la sublime eternidad.
Paz de Cristo
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