Cuando le vi, caí como muerto a sus pies. Y Él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el primero y el último y el que vivo, y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del Hades.
Oh Señor Jesucristo, todo el universo creado está sujeto a tu poder.
El engañador usa a los perdidos, para sus obscenos desmanes;
pero el innombrable conoce las Escrituras, y sabe que el Señor, dijo: Mía es la venganza, yo pagaré. Y el maligno sabe, que en el infierno, por la eternidad, no dejará su maldito espíritu de arder.
¡Satanás, tú que te creías semejante al Altísimo!
Oh Rey de reyes, Tú viste al diablo, caer del cielo como un rayo.
Aún la densa tiniebla del maligno,
es la sima que sirve de separacion, entre el ser humano en su condenación, y el eternamente salvo.
Oh Omnipotente Señor, Tú eres muy celoso de tu gloria,
y en su umbral existe un filtro de santidad, que solo traspasará el que sea guardado por tu eterna misericordia;
y porque sus obras habran sido selladas con la sagrada verdad.
Oh Sumo Creador, no eres hombre para que mientas, ni hijo de hombre para que te arrepientas.
Y en su creación, ha dado visibilidad a lo invisible, desde la infalibilidad.
En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el verbo era Dios.
Y todas las cosa por Él fueron hechas, y sin Él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. Y sus Sagradas Escrituras son eternas.
Y el maligno, oh Sumo Hacedor, por ti creado, es la mayor prueba a superar, para ser hijos santos de tu eternidad.
Oh Fiel y Verdadero, en el paraiso nos mostraste el arbol de la ciencia del bien y del mal.
Y la asechanza de la serpiente, nos enseñó el disfraz de la vanidad, con una ingente talla del hedor de la muerte.
La codicia al ser humano, siempre le supuso una sórdida aproximación a lo letal.
Y la gracia de su humana primogenitura en el Edén, la transformó en el pecado más irreverente.
Paz de Cristo
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