Oh Cristo, la circunstancia
obra en tu decisión.
Hemos de buscar tu presencia,
y discernir con fe en el corazón.
Oh Señor Jesucristo, heraldo fue del suplicante clamor.
Y en su gran fe, le concediste en tu búsqueda el galardón soñado,
al decirte: Yo no soy digno de que entres en mi casa; pero tu Palabra, le será de ungüento sanador,
a mi criado.
Y en su gran fe, le concediste en tu búsqueda el galardón soñado,
al decirte: Yo no soy digno de que entres en mi casa; pero tu Palabra, le será de ungüento sanador,
a mi criado.
Oh Cristo Jesús, el grano de mostaza
está envuelto en un misterio Celestial.
Fijaste tu mirada en una nimia semilla, para dar convicción de certeza
a la fe sobrenatural.
Oh Señor Redimidor, si pudiésemos entender tu Crucifixión,
para perdonar de Gracia, a toda la Humanidad su pecado.
Discerniríamos a la sazón,
en tu Sagrada Escritura, la fe excelsa; para convertir al mundo en bienaventurado.
Oh Salvador Jesucristo, la fe Cristocéntrica se Glorifica,
en tu muerte y Resurrección.
Todo se cumple en la Palabra profética.
Y Tú, Padre Eterno, con tu Vida nos has dado Salvación.
Paz de Cristo
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