Oh Cristo, guárdanos de toda insidia,
para ser dignos de seguirte.
Que la luz del mediodía, no oculte nada;
y que siempre reconozca nuestra alma lo resplandeciente.
Oh Cristo Jesús, la apariencia de bondad,
es una estrategia del maligno.
En su adulación pertinaz,
se esconde la oscuridad de lo escabrosamente libertino.
Oh Señor Jesús, tu venciste al mundo
con la Verdad.
Luz que no vio el incrédulo.
Y obvió en su insolencia, tu Salvación de Eternidad.
Oh Señor de señores, predicar tu Palabra al inconverso,
es una travesía por un mar de necedad.
De tu Creación, da buena cuenta el Universo.
Y tu pensamiento sazona el fruto de la Santidad.
Oh Rey de reyes, una densa tiniebla,
no permite que el ser humano vea el resplandor de tu Gloria.
Oh Jesús, Tú eres la estrella de la mañana,
y has dejado una estela de amor, que hará siervos conversos en tu memoria.
Paz de Cristo
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