Oh Cristo, la desarrapada apariencia;
del alma, no es definitoria del desdén.
Evaluemos su espiritual substancia,
si concernida está en el Amén.
Oh Cristo Jesús, los hipócritas,
no cumplen ningún fin en tu Nombre.
La pulcritud de las formas,
en nada a ser Santos obedece.
Tú, no sabías donde ibas a recostar la cabeza, oh Señor Jesucristo,
en los días de tu Ministerio.
Todo lo ordenaba el Santo Espíritu,
en su Sagrado misterio.
Oh Rey de la Gloria, los labios no dan forma a la honra,
si el corazón carece de sentimiento.
El que en la sana doctrina ahonda,
desatiende al humano mandamiento.
Las impurezas externas, oh Señor,
no contaminan el alma.
La concupiscencia del corazón,
siempre da sepultura a la pureza del amor;
y contiene toda maldad, al adulterar la Palabra.
Paz de Cristo
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