El humano concepto,
no converge con la Palabra.
Ceñirse el Sagrado Texto,
da Salvación al alma.
La Sagrada Escritura,
nos muestra en síntesis la omnisciente sabiduría.
Es una Celestial partitura,
de Cristocéntrica armonía.
Habrás de escudriñar,
hasta los espacios de silencio que conforman los versículos.
Y así, con solemnidad, podrás enseñar
los Sagrados principios bíblicos.
Oh Señor Jesucristo, de toda la Creación,
solo a tu Palabra la has vestido de Eternidad.
Y del Cielo derramas la Unción,
para exhortar la Verdad.
La Palabra nunca vuelve vacía,
tiene asignada un Eterno propósito.
Oh Señor, invocando tu presencia,
podremos hablar y no callar hasta lo último de la Tierra, del Santo Evangelio. Y por su predicación se ha de salvar el pecador, que besó los pies del Altísimo, en su contrito arrepentimiento.
Paz de Cristo
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