Oh Cristo, nuestras palabras son hondas concéntricas,
que buscan Vida en el Cielo o muerte en el infierno.
que buscan Vida en el Cielo o muerte en el infierno.
Y desde que las pronuncias,
serán de Salvación o condenación en lo Eterno.
De lo guardado,
guarda tu corazón.
En el pensamiento del bienaventurado,
fluyen las palabras excelentes de los ríos de Agua Viva, que desembocan en bendición.
Si vives en Cristo,
has de permanecer en Santidad.
No contristes al Santo Espíritu,
con deslices de oprobidad.
Oh Cristo, nunca una gota de agua insalubre,
contaminó tu mar de Eternidad.
Invariablemente tienes que llegar a la Celestial cumbre,
en una perfecta espiritualidad.
Las tinieblas son voraces perturbadoras
de tu espíritu.
La Palabra es nuestra espada, fortaleza inexpugnable de todas las saetas destructoras.
Y el escudo, nuestro Todopoderoso Padre Eterno Jesucristo.
Paz de Cristo
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