Oh Cristo, la oración en Getsemaní, nos adentra en el humano sometimiento
a la voluntad del Padre.
Cordero Inmolado de profético cumplimiento,
que para nuestra Redención, derramaste hasta la última gota de tu Preciosa Sangre.
Si Dios no te habla,
la oración es inexistente.
Clámale con el alma,
y Él estará presente.
Oh Señor, danos Luz
para entender tu propósito.
Orad con pulcritud,
y vuestra petición abrirá las puertas del Firmamento.
Si estás preso en Cristo,
ora con deleitación.
En la libertad de su Espíritu,
confiesa con pureza el corazón.
No hay nada más íntimo que la oración,
al estar protegido por el blindaje secreto del Señor.
Has de buscar su bendición,
profesándole un Eterno amor.
Paz de Cristo
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