Oh Cristo, en la cruz
nos concediste la Santísima bendición del perdón.
Eres, oh Señor, la Luz
del corazón.
Oh Cristo Jesús, nuestras rebeldias,
conculcaron la Santa libertad del espiritu.
Tus indulgencias,
la paz nos mostraron; pero el pecado, fue el perverso yugo del esclavo errático.
Oh Señor Jesucristo, la falta de fe en tu Palabra,
hizo caer en la concupiscencia al ser humano.
Solo con el racional conocimiento, no se ama;
tienes que ser por la Verdad del Señor consagrado.
Oh Rey de reyes, las asechanzas del maligno,
inducen a hurtar, matar y destruir.
Para ser tu discípulo digno,
en el Fruto del Espíritu, me he de instruir.
Oh Señor Omnipotente, enmascarado
llega el sofisma,
que se vierte sobre nuestra vida.
Oh Cordero Inmolado,
por tu Preciosa Sangre, de la obscura ignominia, libertados fuimos por la Gracia Divina.
Jehová, acampa alrededor
de los que le temen.
En su amor,
nada más están los que le obedecen.
Oh Redentor, de la Salvación, nos apartó el pecado,
que tiene una sombra muy alargada.
El Todopoderoso ha de ser alabado.
Pon tu arrepentimiento sobre toda iniquidad; y el alma, por su misericordia, habrá sido Santificada.
Oh Sumo Hacedor, al corazón contrito y humillado,
no despreciarás Tú, oh Dios.
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado.
Bienaventurados hemos sido los pecadores, que por tu piedad, oh Señor de señores, en la cruz del monte Calvario, fuimos redimidos y justificados.
Paz de Cristo
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