Oh Cordero Inmolado, hemos de resistir hasta la sangre,
emulando el ejemplo de tu Crucifixión.
Poniendo los ojos en Cristo, ha de hablarte
el espiritual latido del corazón.
Oh Señor Jesucristo, nada obedece al racionalismo humano,
en tu Verdad.
Escapandose de todo convencionalismo,
la Palabra de Eternidad.
Oh Señor Jesús, nos acercaste el Reino,
para conocer tu sublime pensamiento.
Y fuimos reaccionarios del anatema consuetudinario,
que perpetúa el infatuado abolengo.
Oh Cristo Jesús, tu Omnisciente sabiduría,
se dio de bruces con la preservada concupiscencia.
Y te hiciste carne de pecado, por su osadía,
para que resplandeciera, oh Señor Omnipotente, tu Exaltación de excelencia.
Serás digno discípulo de Jesucristo,
si tomas tu cruz y le sigues.
Has de combatir con tu sangre el anatema del Espíritu,
para dar toda la Gloria al Sumo Hacedor, el Señor de señores y Rey de reyes.
Paz de Cristo
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