Al nacer de nuevo en Cristo,
se abren en el Cielo las puertas de la Unción.
Y a través del Espíritu,
guardarás en Santidad el corazón.
Hay palabras de condenación,
que dan lugar a satanás.
Con las palabras de bendición,
sólo al Señor amarás.
Revístete de mansedumbre,
escudo protector de la humildad.
El ojo es lampara del cuerpo, que vigila los estigmas de la herrumbre;
y en Cristo Jesús, verás un horizonte de Eternidad.
Sepultada en el bautismo,
dejaste la raíz de amargura.
Adora al Señor de señores; porque en su Reino,
eres nueva criatura.
Oh Señor Jesucristo, derrama sobre cada nuevo nacimiento,
el bendito aguacero de las Bienaventuranzas.
Y caudalosos ríos Sagrados llegarán al Glorioso Firmamento,
rebosantes de almas salvas.
Paz de Cristo.
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