Oh Cristo, el pecado sumió al hombre,
en el abismo de la condenación.
Se apartó del Señor de señores, que la Eternidad conoce,
y lleno de obscuridad su corazón.
Oh Cristo Jesús, con las Buenas Nuevas de Salvación Eterna,
se nos acercó tu Reino.
La provisión para el alma,
como dádiva de Pan de Vida,
bajó del Cielo.
Oh Señor Jesucristo, Tú eres la Puerta,
que da paso a la Gloria, por una infranqueable angostura.
Solo será abierta,
si eres en el Señor, Nueva Criatura.
Oh Cordero Inmolado, el mayor suplicio,
se hizo presente en tu vida.
Eres el Sagrado misterio bendito;
y asumiste la Redención de todos los pecadores, para dar Salvación Eterna.
Oh Salvador, Tú nos amaste primero,
desde el Eterno Santuario.
Y por Gracia seremos salvos el día postrero.
En la cruz del último Sacrificio, derramaste, oh Cristo, la más Preciosa Sangre. Y en tu sepultura, al tercer día restaurante el Templo, como el Omnipotente Señor Resucitado.
Si crees en Jesucristo,
serás salvo tú y tu casa.
Y hasta lo último de la Tierra, habras de ser testigo;
para que el propósito de la Eterna Salvación, en el hogar Universal se cumpla.
Paz de Cristo
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