Ovejas somos de tu prado, oh Sumo Pastor.
Deleitados hemos sido con todas tus ofrendas;
porque siempre nuestro refugio, fue tu sublime amor,
en las abominables contiendas.
Oh Cristo Jesús, postrados en tu presencia,
de nada carecemos.
De tu reposo has derramado la excelencia,
para ser la paz que sobrepasa todo entendimiento; y en el gozo de tu Espíritu nos fortalecemos.
Oh Señor Jesucristo, de las tinieblas,
nos salvó tu admirable Luz.
A tu Cetro, se han asido las almas,
que del Universo es plenitud.
Oh Rey de reyes, todo se somete
a tu Magnificencia.
La concavidad de tu Todopoderosa Diestra, envuelve la infinita Verdad, con Majestuosa Providencia.
Oh Señor de señores, sacias mi sed con tu agua Santa;
porque para siempre es tu misericordia.
En la casa de Jehová
he de morar, la medida de tiempo, del que se gloría en su Gloria.
Oh Rey de la Gloria, te convertiste en el mayor siervo de los siervos;
y rebosó mi copa con tu Unción.
Con gran amor lavaste los pies de tus discípulos,
en un máximum del poder de la humildad, que nos acerca a la Gloriosa Salvación.
Paz de Cristo
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